La dermatitis atópica es una enfermedad inflamatoria crónica de la piel que afecta a más de 200 millones de personas en el mundo, quienes ven afectada su calidad de vida.
Sin embargo, esta no solo provoca síntomas cutáneos como dolor y picor, sino también emocionales, como ansiedad, incomodidad, cansancio y frustración. Así lo reveló una campaña de Almirall y Asociación de Afectados por la Dermatitis Atópica (AADA), en España.
La dermatitis atópica afecta la calidad de vida
“El picor persistente, la falta de sueño y el estigma social de la dermatitis atópica afectan profundamente a la calidad de vida de los pacientes y sus familias”, explicó la dermatóloga del Hospital de Sant Pau de Barcelona, la doctora Esther Serra.
Es por ello por lo que han impulsado la iniciativa ‘Historias más allá de la piel, la carga invisible de la dermatitis atópica’ para poner el foco tanto en la carga física como emocional que supone esta patología.
La actividad se desarrolló en el Hospital de Sant Pau, donde se reunieron pacientes, profesionales médicos y población general para conocer de primera mano los síntomas y emociones asociadas a la enfermedad, mediante una experiencia simbólica en la que los participantes cargaron unas mochilas para representar el peso emocional y físico con el que conviven los pacientes con dermatitis atópica.
“La dermatitis también tiene un profundo impacto emocional en quienes la padecen. El insomnio, la ansiedad o incluso la depresión son consecuencias que debemos tener en cuenta en el abordaje de estos pacientes. Acompañar, y cuidar su bienestar psicológico es tan importante como tratar los síntomas físicos”, explicó la psicóloga del servicio de dermatología del Hospital de Sant Pau, la doctora Sandra Ros.
La enfermedad y su impacto en el mundo
Aproximadamente 204 millones de personas en todo el mundo padecen dermatitis atópica (DA). Esto representa una prevalencia global del 2,6% de la población.
Las cifras se distribuyen de la siguiente manera:
- Niños: La prevalencia en niños es significativamente mayor, afectando hasta al 20-25% en algunas regiones, especialmente en países con ingresos elevados. Se estima que alrededor de 103 millones de niños en el mundo tienen esta condición.
- Adultos: La prevalencia en adultos es menor, oscilando entre el 2% y el 10% dependiendo del estudio y la región geográfica. Aproximadamente 101 millones de adultos están afectados a nivel global.
La enfermedad se identifica principalmente por la presencia de piel extremadamente seca y un picor (prurito) intenso y persistente.
Los signos varían ligeramente según la edad del paciente, pero los principales son:
- Picazón intensa: Es el síntoma cardinal y puede ser lo suficientemente severo como para interferir con el sueño. Rascarse persistentemente puede provocar piel sensible y en carne viva.
- Piel muy seca (xerosis): La piel pierde su hidratación natural, volviéndose áspera, escamosa y con sensación de tirantez.
- Erupciones cutáneas (eccema): Parches rojos e inflamados que, en ocasiones, pueden presentar ampollas, supuración y formación de costras.