El archipiélago de Galápagos, en Ecuador, se posiciona como uno de los ecosistemas con mayor presencia de tiburones en el planeta, según un estudio difundido por la Fundación Charles Darwin (FCD) y National Geographic Pristine Seas.
El informe también destaca a Malpelo (Colombia), Clipperton (Francia) y Revillagigedo (México) como zonas de alta densidad de tiburones.
Entre las especies registradas se encuentra el tiburón martillo común (Sphyrna lewini), catalogado como críticamente amenazado, lo que evidencia la importancia de la protección de estas áreas para preservar especies en peligro.
Estudio revela la importancia de las áreas marinas protegidas
La investigación representa uno de los análisis más completos sobre tiburones y grandes peces depredadores en el Pacífico Este Tropical (PET). Según Pelayo Salinas, investigador principal de la FCD, las islas oceánicas del PET son “una ventana al pasado, donde los tiburones y grandes depredadores son la norma y no la excepción”.
Salinas agregó que estas zonas muestran “cómo luce un océano saludable” y subraya la necesidad de conservar los ecosistemas frente a la sobrepesca.
Tiburones en Galápagos: juveniles y adultos en distintos hábitats
El estudio se realizó mediante estaciones de video submarino con carnada, instaladas en cuatro áreas marinas protegidas (AMP) oceánicas y tres áreas costeras protegidas. En sitios como Galápagos y Malpelo, las poblaciones de tiburones, jureles, meros y pargos prosperan, mientras que en otras regiones estos peces desaparecen rápidamente.
El análisis encontró que los tiburones observados en Clipperton eran principalmente juveniles. Mientras, que en otras AMP oceánicas se registraron individuos grandes y maduros, indicando sitios de agregación de adultos o zonas de alimentación.
Diversidad de tiburones y gestión adaptativa de AMP
El tiburón martillo común se avistó con mayor frecuencia en el sur del PET, especialmente en Galápagos y Malpelo, mientras que el tiburón punta plateada (Carcharhinus albimarginatus) apareció en el norte, catalogado como vulnerable. Esto demuestra que cada AMP requiere estrategias de manejo adaptadas a sus condiciones ecológicas y a la diversidad de especies.
Por el contrario, las AMP costeras mostraron baja biomasa de peces y muy pocos grandes depredadores, evidencia de un ecosistema degradado. Según Simon McKinley, autor principal del estudio: “La triste realidad es que, pese a estar dentro de áreas protegidas, estas especies han sido pescadas de manera insostenible, hasta ser parcial o completamente eliminadas”.
Urgencia en la protección de ecosistemas marinos
El estudio refuerza la necesidad de fortalecer la protección en las áreas costeras, donde la presión humana ha impactado gravemente la salud del ecosistema marino. La investigación sirve como guía para implementar políticas de conservación que permitan recuperar poblaciones de tiburones y otros depredadores clave.