El jefe de Urgencias del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja (Madrid), Alfonso Marco Sanz, advirtió que el frío reduce la capacidad pulmonar y altera las defensas naturales, lo que, si se suma la exposición a contaminación atmosférica, agrava las enfermedades respiratorias, adelanta e intensifica sus síntomas.
El frío vs. las enfermedades respiratorias
La contaminación atmosférica tiende a concentrarse debido a la menor ventilación y a la estabilidad del aire. Las partículas finas (PM2,5 y PM10), el dióxido de nitrógeno (NO2) y el benzo[a]pireno alcanzan mayores concentraciones en el ambiente por la escasa dispersión de estos contaminantes, lo que empeora la irritación de las vías respiratorias y potencia los efectos del frío.
Estos efectos los notan especialmente personas con asma, bronquitis o enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). El aumento de contaminación suele intensificarse durante el invierno, cuando las inversiones térmicas reducen aún más la renovación del aire. Esta acumulación aumenta la exposición y el riesgo para la salud.
“El aire limpio es fundamental no solo para la salud pública, sino también para mitigar el cambio climábtico. Los principales gases de efecto invernadero son el dióxido de carbono (CO2), el metano (CH4) y el óxido nitroso (N2O), responsables de retener el calor en la atmósfera y de alterar los patrones meteorológicos. Reducir sus concentraciones requiere impulsar las energías renovables, mejorar la eficiencia energética y promover una movilidad más sostenible”, señaló el director del Instituto BIOMA de la Universidad de Navarra, Jesús Miguel Santamaría.
Medidas de prevención
Los investigadores de la Cátedra Salud y Medioambiente han recomendado adoptar medidas preventivas que ayuden a proteger los pulmones durante los meses más fríos en entornos urbanos, comenzando por evitar la exposición al aire libre en días de alta contaminación, algo especialmente aconsejable para grupos más vulnerables, como niños, personas mayores y pacientes con enfermedades respiratorias, que presentan una mayor sensibilidad ante la mala calidad del aire.
Además, han destacado la importancia de proteger las vías respiratorias del aire frío cubriendo nariz y boca con una bufanda o mascarilla. Esto, ayuda a calentar y humedecer el aire antes de que llegue a los pulmones, reduciendo así la irritación de las vías respiratorias.
Otro de los consejos se centra en utilizar purificadores de aire equipados con filtro HEPA en interiores, para disminuir la presencia de contaminantes. En esta línea, apuntan que ventilar estos espacios, cuando los niveles de contaminación exterior sean bajos, es importante para la buena calidad ambiental.
Por último, han insistido en mantener al día la vacunación antigripal y antineumocócica, una medida de prevención fundamental en pacientes con enfermedades respiratorias crónicas.
Con información de Europa Press