El domingo pasado, mientras el aeropuerto de Guayaquil bullía con viajeros en plena temporada alta, un joven manabita se despedía con un abrazo largo de su familia. Isaac Terán, de 25 años, abordó un vuelo con destino a Rusia.
Su equipaje llevaba lo indispensable; su maleta más grande era invisible: el sueño de culminar la carrera de Economía con especialización en Empresa Digital en la Universidad Politécnica Pedro el Grande, en la ciudad de San Petersburgo.
Las dificultades en el camino
No fue un regreso sencillo. Apenas dos meses antes, la ruta de Isaac se había visto interrumpida de forma abrupta en Pekín. Había llegado a China en febrero como parte de un intercambio académico, con la ilusión de enriquecer su formación y volver a Rusia en junio para cerrar su etapa universitaria.
Pero el 10 de junio, un hecho inesperado lo dejó en el aire: su pasaporte desapareció misteriosamente de su habitación. Sin documento, sin visa y con el tiempo en contra, la Embajada de Ecuador le recomendó volver a Manta para gestionar uno nuevo. Ese regreso a casa, el 17 de julio, fue el inicio de una carrera contrarreloj. Cada día que pasaba aumentaba el riesgo de perder el año académico. Y entonces, la historia tomó un giro con sabor a solidaridad.
Una velada que iluminó el camino
Hugo Terán, padre de Isaac y músico reconocido en Manta, decidió transformar la angustia en música. El 14 de agosto organizó una velada cultural en la Sala MAC de Manta, convocando a artistas locales y a amigos solidarios. No se trataba solo de un concierto, sino de un acto de fe colectiva: cada acorde acercaba a Isaac a Rusia.
El pasaje, que superaba los 1.500 dólares por la temporada, parecía una barrera imposible. Faltaban 800 dólares, pero la comunidad respondió. Con lo recaudado en aquella noche y un esfuerzo económico familiar, el joven pudo comprar su boleto. Una semana después, estaba de regreso en el aeropuerto, esta vez con destino a San Petersburgo.
Rusia, un horizonte para jóvenes ecuatorianos
La historia de Isaac es también reflejo de un fenómeno creciente: el interés de jóvenes ecuatorianos por estudiar en Rusia. La Politécnica Pedro el Grande es hoy hogar académico de unos 20 compatriotas. A nivel nacional, más de 150 estudiantes reciben anualmente becas para cursar programas en ciencias, ingeniería, medicina y tecnología en universidades rusas reconocidas por la SENESCYT.
Isaac retoma sus clases, y cuando termine su carrera de Economía con especialización en Empresa Digital, la universidad rusa le ha ofrecido la posibilidad de continuar sus estudios mediante una beca. Queda ahora como anécdota y enseñanza que la desaparición de su pasaporte en China se convirtió en una piedra en el camino, pero también en un recordatorio de que la educación no es solo un esfuerzo individual, sino una empresa colectiva.