Honduras encara este domingo 30 de noviembre del 2025 unas elecciones generales cargadas de tensión por el supuesto creciente fraude electoral, un tema que dominó la campaña y que encendió alertas internacionales. La pugna entre tres candidatos competitivos y un historial de corrupción y narcotráfico elevó la preocupación social. El clima se tornó más volátil cuando crecieron las sospechas de manipulación de resultados según denuncias repetidas.
Alrededor de 6 millones de hondureños y otros 500.000 desde el exterior participarán para escoger a un nuevo presidente, un nuevo Congreso, unas 300 alcaldías y los 20 escaños del Parlamento Centroamericano. La atmósfera electoral avanza bajo tensión creciente y advertencias de observadores de la OEA y de la Unión Europea.
Denuncias crecen en torno al sistema electoral
Las acusaciones de fraude electoral se intensificaron cuando el oficialismo exhibió una serie de audios que señalaron un supuesto plan para manipular resultados. En esas grabaciones, la representante del Partido Nacional en el Consejo Nacional Electoral, Cossette López, aparece coordinando acciones con el jefe de bancada Tommy Zambrano y un militar no identificado.
El fiscal general, Johel Zelaya, declaró que estas “grabaciones demuestran plenamente la existencia de una asociación ilícita”. Sin embargo, la oposición aseguró que los audios se encuentran manipulados y denunció el uso de las Fuerzas Armadas para custodiar el material electoral.
Honduras: los candidatos intensifican la pugna por el poder
Después de 45 días de una campaña intensa, el silencio electoral se rompió cuando Donald Trump pidió el voto para Nasry Asfura, candidato del Partido Nacional. Además, alertó sobre el “fantasma del comunismo” si la población escoge a Rixi Moncada o Salvador Nasralla.
Trump incluso propuso indultar al expresidente Juan Orlando Hernández, condenado en Estados Unidos por narcotráfico, y condicionó la ayuda estadounidense a la victoria de Asfura. “Si ‘Tito’ Asfura gana la Presidencia de Honduras (…) lo apoyaremos firmemente”, declaró el exmandatario.
Salvador Nasralla y Rixi Moncada buscan capitalizar el voto útil
Nasralla intenta liderar el proceso electoral con un mensaje directo y con el respaldo de un Partido Liberal debilitado. Su carrera televisiva y su estilo polémico impulsaron su perfil nacional. Aun así, parte de la población cuestiona su carácter autoritario y sus propuestas consideradas maximalistas.
Moncada, abogada y exministra de Defensa, intenta defender el legado de Xiomara Castro, quien impulsó reformas económicas que redujeron pobreza e inflación. Sin embargo, Moncada enfrenta cuestionamientos por supuestos casos de nepotismo y simpatías ideológicas hacia Cuba y Venezuela.
Nasry Asfura intenta impulsar un giro de estabilidad
El tercero en competencia, Nasry Asfura, o “papi a la orden”, busca capitalizar su récord como exalcalde de Tegucigalpa con énfasis en la obra pública. Trump lo calificó como “el único verdadero amigo de la libertad en Honduras”. Su historial incluye denuncias de malversación y su aparición en los Papeles de Pandora.
El nuevo mandatario deberá lidiar con la pobreza estructural, la fragilidad institucional y el impacto del narcotráfico, que deterioró la confianza pública durante décadas. La población exige cambios inmediatos y teme un nuevo conflicto político si los resultados no son reconocidos.