Las protestas nocturnas por los apagones de más de 12 horas se extendieron durante los últimos días en varios municipios de La Habana y el oriente de Cuba. Vecinos de Marianao, San Miguel del Padrón, Diez de Octubre, Alamar, Regla, Las Tunas y Baracoa salieron a las calles para manifestarse. Lo hicieron la noche del lunes y madrugada del martes 9 de diciembre con cacerolazos, fogatas y bloqueos, esto en respuesta al deterioro del sistema eléctrico.
Los hechos ocurren mientras el Gobierno cubano intenta restar importancia a la situación y la población enfrenta una crisis energética que afecta a toda la isla. Las manifestaciones se produjeron tras una nueva serie de interrupciones prolongadas que superaron las 12 horas consecutivas en algunas zonas. Vecinos de diferentes barrios reportaron cortes simultáneos en sectores residenciales y comerciales.
Grave crisis y emergencia eléctrica en Cuba
Estos cortes han generado concentraciones espontáneas en avenidas principales y calles internas, donde se escucharon golpes de cacerolas y gritos reclamando la restitución del servicio. De acuerdo con relatos de residentes y videos difundidos en redes comunitarias, se encendieron pequeñas fogatas en las esquinas para iluminar las calles oscurecidas. Otros grupos de personas bloquearon el paso vehicular en señal de protesta.
En San Miguel del Padrón y Alamar, los cacerolazos se extendieron durante varias horas, con participación de familias que permanecían sin energía desde la tarde previa. En el oriente del país, en las ciudades de Las Tunas y Baracoa, los cortes prolongados provocaron escenas similares. Los residentes denunciaron que las interrupciones se han vuelto más frecuentes en las últimas semanas, afectando la refrigeración de alimentos, el acceso al agua potable y el funcionamiento de pequeños comercios.
Dificultades para adquirir combustible
La falta de electricidad durante la noche también ha incrementado la preocupación por la seguridad en comunidades con alumbrado público limitado. La crisis eléctrica en Cuba ha sido atribuida por autoridades nacionales a fallos en centrales termoeléctricas. También a mantenimiento insuficiente y dificultades para adquirir combustible. Sin embargo, la prolongación de los apagones y su impacto cotidiano han generado un clima de tensión creciente en ciudades y poblados.
La saturación de la demanda, unida al deterioro de la infraestructura, ha llevado a cortes simultáneos en provincias distantes. A pesar de la magnitud de las protestas, los pronunciamientos oficiales se han limitado a señalar que existen “afectaciones programadas” y “trabajos técnicos en curso”. El Gobierno no ofrece un cronograma detallado para la normalización del servicio.
Esta falta de información ha incrementado la molestia de los usuarios, que aseguran no recibir avisos previos ni explicaciones sobre la duración de los apagones. Las manifestaciones nocturnas en Cuba plantean un escenario de tensión social en una población ya afectada por problemas de abastecimiento, dificultades de transporte y limitaciones en servicios básicos. Mientras continúan los cortes prolongados, comunidades de toda la isla se mantienen en alerta.