El fenómeno conocido como vamping, caracterizado por el uso de dispositivos electrónicos durante la noche, está creciendo entre adolescentes y jóvenes en todo el mundo, según informes recientes publicados en septiembre de 2025 por instituciones de salud y bienestar digital. El comportamiento, asociado a trastornos del sueño, fatiga y bajo rendimiento académico, está generando alertas en entornos educativos y familiares.
¿Qué es el vamping y por qué preocupa?
El término vamping surge de la combinación de «vampiro» y «texting», y hace referencia al hábito de permanecer despierto hasta altas horas de la madrugada utilizando teléfonos móviles, tabletas o computadoras, generalmente para interactuar en redes sociales, ver series en streaming o jugar videojuegos.
Especialistas en medicina del sueño advierten que esta práctica altera el ritmo circadiano, reduciendo la calidad y cantidad del sueño. Esto puede derivar en fatiga crónica, dificultades de concentración, problemas de memoria y trastornos emocionales como ansiedad o irritabilidad.
Según un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), al menos un 30% de los adolescentes entre 12 y 18 años reporta dormir menos de seis horas en días escolares, un porcentaje que se ha incrementado en los últimos cinco años.
Efectos en la salud física y mental
El uso prolongado de dispositivos antes o durante la noche exposa al cerebro a la luz azul emitida por las pantallas, lo que inhibe la producción de melatonina, hormona esencial para conciliar el sueño. Esta alteración dificulta que el cuerpo entre en las fases profundas del descanso, afectando la recuperación física y mental.
Estudios publicados por la Revista Internacional de Pediatría y Adolescencia en 2025 vinculan el vamping con un aumento en los casos de depresión y ansiedad en adolescentes, especialmente en quienes presentan una alta dependencia a dispositivos móviles. Además, se ha evidenciado una relación directa entre la falta de sueño y bajo rendimiento académico, especialmente en áreas que requieren atención sostenida y memoria a corto plazo.
Un informe del Instituto de la Juventud de España (INJUVE) revela que 4 de cada 10 adolescentes reconocen revisar sus redes sociales al menos una vez después de haberse acostado, interrumpiendo su ciclo de sueño de manera frecuente.
Impacto educativo y social del vamping
Además de las consecuencias en la salud, el vamping influye en el entorno educativo. Docentes y orientadores escolares han reportado un aumento en los casos de bajo rendimiento escolar, inasistencia y somnolencia en clase, especialmente en los primeros horarios de la mañana.
El Ministerio de Educación de Argentina, por ejemplo, ha comenzado a implementar campañas de concienciación sobre higiene del sueño en colegios secundarios, con el objetivo de reducir el uso nocturno de pantallas. Otras medidas incluyen la promoción de espacios digitales saludables y la limitación del tiempo de pantalla antes de dormir.
En el entorno familiar, los expertos recomiendan establecer rutinas de descanso claras, evitar el uso de dispositivos al menos una hora antes de dormir y retirar los celulares del dormitorio durante la noche. La supervisión activa y el acompañamiento parental son claves para revertir este comportamiento.
Recomendaciones para prevenir el vamping
Los profesionales de la salud del sueño sugieren varias estrategias para prevenir y reducir el vamping en adolescentes:
- Fijar horarios regulares para ir a dormir y despertar.
- Establecer una zona libre de pantallas en la habitación.
- Usar filtros de luz azul en dispositivos electrónicos por la noche.
- Fomentar actividades relajantes antes de dormir, como lectura o meditación.
- Promover el diálogo familiar sobre los hábitos digitales.
El reconocimiento temprano del vamping permite tomar medidas preventivas que pueden mejorar la calidad de vida de niños, adolescentes y adultos jóvenes.
Un fenómeno global en crecimiento
Aunque el vamping ha sido identificado principalmente en países con alto acceso a tecnologías móviles, también está emergiendo en contextos rurales o con menos recursos, gracias al creciente acceso a dispositivos de bajo costo y conexión a internet.
Organizaciones internacionales como la UNESCO y UNICEF han comenzado a incorporar el tema en sus programas sobre bienestar digital, educación y salud adolescente, señalando que es necesario trabajar en una alfabetización digital saludable desde edades tempranas.