El incremento de eventos sociales, cenas y celebraciones durante la época navideña conlleva inevitablemente a un cambio en los hábitos alimenticios. La ingesta de comidas más abundantes, ricas en grasas y el consumo de bebidas carbonatadas o alcohólicas son factores comunes que contribuyen al aumento de problemas digestivos, siendo la acidez (reflujo gastroesofágico) y la llenura (distensión o pesadez abdominal) los más reportados.

Buscar alivio inmediato sin recurrir necesariamente a fármacos de venta libre se ha convertido en una prioridad para muchos.

Afortunadamente, diversas estrategias basadas en principios naturales y respaldadas por la tradición herbolaria y la ciencia nutricional pueden ofrecer un soporte significativo para mitigar estas molestias, permitiendo disfrutar de las festividades con mayor comodidad.

La clave radica en la prevención y en la elección consciente de ingredientes con propiedades digestivas.

Remedios hidratantes y suplementarios

Una de las formas más simples y efectivas de calmar el revestimiento del esófago y el estómago es el consumo de agua de jengibre. La raíz de jengibre contiene compuestos fenólicos, conocidos por reducir las contracciones gástricas y disminuir las náuseas.

Se recomienda beber una infusión tibia de jengibre rallado después de las comidas. El jengibre actúa como un carminativo natural, facilitando la expulsión de gases y reduciendo la inflamación, lo cual alivia la sensación de llenura y pesadez estomacal.

Otro método se centra en el uso de bicarbonato de sodio, una sustancia alcalina que neutraliza el exceso de ácido clorhídrico en el estómago. Una dosis pequeña, disuelta en agua, puede proporcionar un alivio rápido para la acidez ocasional. Sin embargo, se debe usar esporádicamente debido a su alto contenido de sodio.

Adicionalmente, se ha comprobado que el consumo de pequeñas porciones de avena cocida antes de comidas pesadas puede ayudar a absorber el ácido en el estómago, previniendo el reflujo.

Otras opciones frente a los excesos en época navideña

La naturaleza ofrece poderosas ayudas digestivas como la manzanilla (camomila) y la menta. La infusión de manzanilla es reconocida por sus propiedades antiinflamatorias y antiespasmódicas, que ayudan a relajar los músculos del tracto digestivo y calmar la irritación gástrica. Se recomienda tomar una taza de esta infusión 30 minutos después de cenar. Es importante destacar que, en algunos casos, la menta puede relajar el esfínter esofágico inferior, por lo que su consumo debe ser monitoreado en personas con reflujo severo.

Finalmente, una estrategia simple, pero a menudo olvidada, es mantener una postura erguida después de comer. Evitar acostarse o inclinarse inmediatamente después de ingerir alimentos es crucial para prevenir que el contenido estomacal y el ácido regresen al esófago. Se aconseja esperar al menos dos o tres horas antes de acostarse.

Caminar a un ritmo lento durante 10 a 15 minutos después de una comida copiosa también ha demostrado ser eficaz. Esto estimula el movimiento intestinal y favorece una digestión más rápida y eficiente.