Conocido por sus monumentales obras que adornan plazas y parques, por sus versos profundos y sus trazos vibrantes en el lienzo, el maestro Ivo Uquillas ha mostrado recientemente una faceta diferente: la de un abuelo consentidor y paciente. El polifacético artista manabita —escultor, pintor y poeta—, quien actualmente se encuentra junto a su familia en Estados Unidos, protagonizó una escena que ha conmovido a sus seguidores en las plataformas digitales.
Lejos del rigor del cincel o la solemnidad de sus talleres, Ivo Uquillas apareció en un video corto que rápidamente capturó la atención de los internautas. En las imágenes, el artista no es el creador, sino la obra. Sus dos nietos, Sophia Grace y James Ivo, armados con pinceles y una curiosidad innata, utilizaron el rostro de su abuelo como un lienzo vivo.
Los nietos de Ivo Uquillas demuestran que “lo que se hereda no se hurta”
En la grabación se observa la paciencia infinita del maestro mientras los pequeños aplican generosas capas de pintura color verde sobre su piel. Cada pincelada de los niños no fue solo un juego, sino una caricia y un trazo de amor que evidencia una conexión profunda. Al parecer, los pequeños están desarrollando una afinidad temprana con el arte, esa misma pasión que Ivo Uquillas ha plasmado en obras representativas tanto en Ecuador como en el mundo.
El adagio popular “lo que se hereda no se hurta” cobra vida en esta escena. Los movimientos de los niños, aunque inocentes y lúdicos, reflejan la continuidad de una sensibilidad artística que corre por la sangre de la familia.
Un retrato “mejor que yo mismo”
El propio Ivo Uquillas, con el humor y la sensibilidad poética que lo caracterizan, describió el momento en sus redes sociales, validando el “trabajo” de sus pequeños sucesores.
“Y me hicieron un retrato en vivo y en directo, utilizaron mi rostro como lienzo, quedé idéntico mejor que yo mismo. Mis nietecitos Sophia Grace y James Ivo mejores artistas imposible”, escribió el escultor.
Este episodio demuestra que, para Ivo Uquillas, el arte no reside solo en los monumentos de bronce o arcilla, sino en los momentos cotidianos de felicidad. El video se convirtió en una conjugación perfecta entre el legado artístico y el legado del amor, inspirando cientos de mensajes positivos y buenos deseos para el maestro y sus nietos, quienes ya se perfilan como dignos herederos del talento manabita.