Nigeria confirma el rescate de los últimos 130 estudiantes y profesores secuestrados en la localidad de Papiri

Un operativo de las fuerzas de seguridad en Nigeria logró rescatar este domingo a los 130 rehenes que permanecían cautivos tras el ataque en Papiri. Con esta acción, las 230 víctimas de la Escuela Católica St. Mary han recuperado su libertad.

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Nigeria confirma el rescate de los últimos 130 estudiantes y profesores secuestrados en la localidad de Papiri. (Pexels)
Nigeria confirma el rescate de los últimos 130 estudiantes y profesores secuestrados en la localidad de Papiri. (Pexels)

El Diario

Redacción ED.

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sebastianpencas@gmail.com

El Gobierno Federal de Nigeria ha anunciado con júbilo este domingo la culminación exitosa de una operación de rescate que permitió liberar a los 130 rehenes restantes, en su mayoría estudiantes, que permanecían en cautiverio. Estas personas habían sido víctimas de un secuestro masivo perpetrado hace exactamente un mes en la Escuela Católica de St. Mary, ubicada en la localidad de Papiri. La noticia ha generado un profundo alivio nacional en un país que lucha constantemente contra la inseguridad, devolviendo la esperanza a las familias que aguardaban con angustia el retorno de sus hijos y del personal educativo retenido.

El ministro de Información nigeriano, Mohammed Idris, fue el encargado de oficializar el anuncio, calificando el desenlace como un “momento de triunfo” para la administración actual. Según los reportes oficiales, la totalidad de las 230 personas que fueron sustraídas de sus aulas el pasado 21 de noviembre se encuentran ya libres y seguras bajo la custodia del Estado. Este logro operativo destaca la capacidad de respuesta de las fuerzas de seguridad en Nigeria, quienes ejecutaron maniobras tácticas en el oeste del país para garantizar que los menores y sus maestros no sufrieran daños adicionales durante la transición a la libertad.

Un operativo marcado por el valor y la esperanza

Los últimos liberados han sido entregados formalmente a las autoridades del estado de Níger, donde se están realizando las valoraciones médicas y psicológicas correspondientes antes de proceder al reencuentro definitivo. El ministro Idris resaltó el valeroso esfuerzo desplegado por las unidades militares y policiales, cuya coordinación fue fundamental para localizar los escondites de los captores en zonas de difícil acceso. Para el Gobierno de Nigeria, este rescate no solo es una victoria humanitaria, sino también un mensaje de firmeza ante los grupos armados ilegales que intentan desestabilizar el sistema educativo nacional mediante el terror.

El asalto que dio origen a esta crisis ocurrió en la Escuela Católica St. Mary de Papiri, un centro que se convirtió en el blanco de un ataque violento atribuido inicialmente a grupos de corte extremista. Este episodio se suma a una lista de frecuentes ataques dirigidos contra comunidades cristianas en diversas regiones de Nigeria, lo que ha generado una preocupación internacional sobre la libertad de culto y la seguridad en los internados. No obstante, el éxito de la operación de este domingo demuestra que el despliegue de vigilancia estatal intensificada puede arrojar resultados positivos cuando se prioriza la protección de la población civil más vulnerable.

El complejo panorama de la seguridad en Nigeria

A pesar de que el ataque en Papiri se vinculó inicialmente a tensiones religiosas, el mapa de la violencia en Nigeria muestra una realidad mucho más compleja y multifacética. La mayoría de las víctimas de los grupos armados en el territorio nacional son, paradójicamente, ciudadanos musulmanes, debido a que el epicentro de las actividades terroristas se concentra en el noreste del país. En esa zona, de mayoría islámica, operan organizaciones con alto poder bélico como Boko Haram y su escisión, el Estado Islámico en África Occidental (ISWA), quienes mantienen una guerra de desgaste contra las instituciones gubernamentales y la población local.

Durante los últimos años, el foco de la inseguridad se ha desplazado también hacia el centro y el oeste de Nigeria, donde la naturaleza del conflicto adquiere tintes diferentes al extremismo ideológico puro. En estas regiones, el aumento de la violencia está relacionado con bandas criminales y redes delictivas organizadas que han profesionalizado el secuestro extorsivo. Estos grupos recurren a la captura de estudiantes como un método de financiamiento para sus operaciones, lo que ha obligado a las autoridades a replantear sus estrategias de defensa para proteger los centros de estudio, considerados ahora objetivos de alto valor para el crimen.

Desafíos constantes para la estabilidad nacional en Nigeria

El repunte de los secuestros masivos en las zonas occidentales ha hecho saltar todas las alarmas en el Gobierno Federal, que busca desesperadamente recuperar el control de los territorios rurales. El éxito en Papiri es un respiro para la administración de Nigeria, pero también evidencia la necesidad de un refuerzo de seguridad permanente que evite que estos incidentes se repitan con tanta frecuencia. La comunidad internacional observa con atención cómo el país intenta equilibrar el combate al terrorismo en el noreste con la lucha contra el bandidaje armado generalizado en el resto de su vasta geografía nacional.

Las autoridades han ratificado su compromiso de investigar a fondo los vínculos de los responsables del ataque a la escuela de St. Mary para llevarlos ante la justicia. En Nigeria, el castigo a estas redes criminales es visto como una pieza clave para desincentivar el “negocio” del secuestro, que afecta la asistencia escolar regular y el desarrollo económico de las comunidades rurales. Tras la liberación de este domingo, el Gobierno planea incrementar la presencia de destacamentos móviles cerca de las escuelas rurales, buscando garantizar que el derecho a la educación no se vea truncado por la amenaza de la desaparición forzada.

El retorno a casa y el proceso de sanación

Los 130 rehenes que acaban de recuperar su libertad pronto se reunirán con sus seres queridos en escenas que prometen ser de gran emotividad tras un mes de separación. El Gobierno de Nigeria ha dispuesto de equipos de asistencia social para acompañar a los niños y al personal docente en su proceso de reincorporación a la vida cotidiana, reconociendo el trauma que implica el cautiverio. Este seguimiento es vital para asegurar que la experiencia no deje secuelas permanentes que afecten el rendimiento académico futuro o la salud mental de los jóvenes que vivieron el asedio en Papiri.

La liberación total de las 230 personas que fueron secuestradas originalmente marca el cierre de uno de los capítulos más tensos de la seguridad interna en lo que va del año. Para el pueblo de Nigeria, este domingo representa un motivo de celebración, pero también un recordatorio de la fragilidad de la paz en las zonas donde el Estado aún lucha por imponer su autoridad legal plena. La mirada de la nación ahora se centra en las reformas de seguridad que el ministro Idris y su equipo prometen implementar para que ninguna otra escuela tenga que enfrentar el horror de un asalto armado masivo.

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