La creación de un nuevo presupuesto de “hogar unipersonal” (o con hijos) se establece como el paso financiero más crítico e inmediato para las personas que enfrentan una disolución matrimonial, según la economista Karla Jaramillo.
Esta reestructuración, que debe realizarse inmediatamente después de la resolución legal, implica identificar con precisión los nuevos ingresos disponibles y los gastos que ya no son compartidos para establecer la viabilidad económica individual y la estabilidad post-divorcio.
Según la economista señala que: “la transición de una economía de dos ingresos a una de un solo sostén requiere rigor. Muchos gastos que antes se diluían, como la hipoteca o el seguro del hogar, ahora recaen sobre una sola persona. El nuevo presupuesto debe reflejar esta carga con total transparencia para evitar el déficit operativo”.
Identificación de Ingresos y Gastos No Compartidos
El primer eje de esta reestructuración presupuestaria es la evaluación exhaustiva de los ingresos netos, explica Jaramillo. Esto incluye el salario individual, sumado a cualquier pago de pensión alimenticia o compensatoria que se reciba. A esto se le resta cualquier pago de manutención que deba efectuarse. La claridad en estas cifras es el punto de partida para cualquier planificación posterior.
El segundo eje se centra en la categorización de los gastos. En un hogar unipersonal post-divorcio, los gastos se dividen en dos grupos esenciales:
- Gastos Fijos No Compartidos: Incluyen el pago de la hipoteca o alquiler, los servicios básicos (agua, luz, internet), el seguro médico y los pagos de préstamos que se hayan asumido de forma individual tras la división de bienes.
- Gastos Variables Reducidos: Aunque la persona deba seguir costeando alimentación y transporte, estos gastos deben ser reajustados a un consumo individual o familiar más reducido.
“La clave de este proceso es la eliminación de duplicidades y la cancelación de gastos asociados al estilo de vida anterior que ya no son sostenibles ni necesarios”, manifiesta la especialista.
Estrategias para un Presupuesto Funcional y Sostenible
Jaramillo recomienda estas tres estrategias específicas para asegurar la funcionalidad del nuevo presupuesto:
- Auditoría de Gastos: Revisar los extractos bancarios de los últimos tres meses para identificar y cuantificar los patrones de gasto antes de la disolución, lo que permite proyectar con más realismo las cifras del nuevo hogar.
- Priorización de Ahorro para Emergencias: Dado que el respaldo económico de la pareja ha desaparecido, el fondo de emergencia debe ser una prioridad máxima, con el objetivo de cubrir al menos tres a seis meses de gastos fijos del hogar unipersonal.
- Ajuste del Estilo de Vida: En muchos casos, la nueva realidad financiera exige decisiones difíciles, como mudarse a una vivienda más pequeña o reducir gastos discrecionales. Se debe incorporar objetivamente en el plan presupuestario.
Esta minuciosa identificación de ingresos y gastos no compartidos no solo es una tarea administrativa, sino un pilar para la recuperación de la estabilidad financiera. Asimismo, para la planificación a largo plazo, incluyendo la gestión de deudas y la reanudación de los ahorros para la jubilación. Un presupuesto claro y ajustado es la herramienta fundamental para que las personas divorciadas recuperen el control total de su economía personal.