La carrera de Waldokinc el Troyano atraviesa actualmente uno de sus momentos más destacados y productivos. Este año, su tema “SISISI” se transformó en un éxito viral, reafirmando su sólida conexión con la audiencia ecuatoriana y latinoamericana. Este impulso ha marcado el inicio de una nueva etapa de crecimiento artístico para el cantante y productor.
Sin embargo, su influencia ha trascendido las listas de reproducción para instalarse en la élite del deporte mundial. Su canción “Alto Troyanaje” se convirtió en tendencia global cuando el invicto luchador ecuatoriano de la UFC, Michael Morales, la eligió como su himno de entrada para saltar al octágono.
La energía del tema de Waldokinc el Troyano acompañó al deportista en un escenario internacional, exponiendo el ritmo urbano afro-esmeraldeño ante millones de espectadores. En la plataforma YouTube, “Alto Troyanaje” ya supera las 14 millones de reproducciones.
Aprovechando esta racha de éxitos, el artista ya prepara una sorpresa especial para este mes de diciembre: una colaboración internacional que se mantiene en reserva, pero que promete llevar la esencia de su música a una nueva proyección de mercado.
El curioso origen del nombre de Waldokinc: Un virus informático
Detrás del nombre que hoy corean multitudes, existe una historia peculiar que se remonta a los inicios de Oswaldo Ibarra —nombre de pila del artista— como productor musical. En aquella época, el trabajo de Waldokinc el Troyano se vio amenazado repetidamente por un virus informático tipo troyano que infectaba su computadora.
Este malware saturaba la memoria del sistema, generaba fallos constantes y provocaba la dolorosa pérdida de varias maquetas y proyectos musicales en los que Ibarra estaba trabajando.
Una metáfora de persistencia
Aunque inicialmente la situación representó un obstáculo técnico frustrante, el artista decidió darle un giro conceptual. Waldokinc el Troyano interpretó el comportamiento del virus —capaz de “entrar”, “quedarse” y hacerse notar en todo el sistema— como una metáfora perfecta de la presencia que él aspiraba a tener en la industria.
Tras evaluar entre cinco y seis alias artísticos que no lograban convencerlo, encontró su identidad definitiva al observar el mensaje de alerta en su pantalla. Decidió integrar su apodo personal con la referencia al virus que marcó sus inicios. Así nació Waldokinc el Troyano, un nombre que hoy es sinónimo de persistencia y que ha logrado, tal como el virus informático, quedarse en la memoria del sistema musical ecuatoriano.