La FIFA sorteó este jueves 20 de noviembre los emparejamientos del repechaje intercontinental rumbo al Mundial 2026, un proceso que entregará dos boletos a la próxima Copa del Mundo. El sorteo, realizado en la sede del organismo en Zúrich, definió el camino que deberán recorrer seis selecciones de distintas confederaciones. Uno de los protagonistas de esta instancia será Bolivia, el representante sudamericano.
El evento tuvo como figura principal a Christian Karembeu, campeón mundial con Francia en 1998. Él fue el encargado de conducir el sorteo y establecer los cruces de un mini torneo que se disputará íntegramente en México. La FIFA ratificó que Guadalajara y Monterrey serán las ciudades sede para los partidos, programados para marzo de 2026.
El camino de Bolivia
Bolivia quedó ubicada en la Llave B del cuadro y debutará frente a Surinam, selección perteneciente a Concacaf. El formato contempla semifinales y finales a partido único. Por ello, una victoria permitirá a Bolivia avanzar a la definición ante Irak, representante de Asia y el equipo mejor posicionado en el ranking FIFA dentro de esta llave.
El duelo ante Surinam plantea un reto exigente. La selección sudamericana debe mostrar solidez defensiva y un ataque capaz de sostener el ritmo en un torneo corto. La delegación boliviana sabe que no hay margen de error, pues un solo partido define su continuidad. En caso de superar esta primera prueba, el choque con Irak será aún más complejo, debido al roce internacional del rival y a su reciente evolución competitiva en Asia.
En la Llave A también se vivirá un camino intenso. Jamaica, de Concacaf, enfrentará a Nueva Caledonia, representante de Oceanía. El ganador avanzará a la final de la llave para cruzarse con República Democrática del Congo, selección africana y la mejor posicionada en el ranking FIFA del grupo.
Este formato compacto añade dramatismo al repechaje. Cada partido funciona como una final y cualquier error puede dejar fuera a una selección. Bolivia mantiene la aspiración de regresar a un Mundial después de tres décadas. Su última participación fue en Estados Unidos 1994, lo que otorga un simbolismo especial a este proceso clasificatorio. El objetivo está claro: ganar dos partidos y asegurar un lugar entre los 48 equipos que disputarán la Copa del Mundo en 2026.