Las familias que buscan recuperar el control de sus finanzas personales en el primer trimestre del año recurren a estrategias de pago de deudas basadas en planificación, priorización y control del gasto, con el objetivo de reducir intereses, evitar atrasos y mejorar su liquidez mensual durante los primeros tres meses.
La economista María Dolores Hernández señala que el período comprendido entre enero y marzo resulta clave para ordenar cuentas pendientes, debido a que se concentra el impacto de gastos de fin de año, pagos acumulados y obligaciones recurrentes como servicios básicos, créditos y tarjetas de crédito.
Una de las primeras acciones recomendadas por la especialista consiste en elaborar un diagnóstico financiero. Este proceso incluye listar todas las deudas vigentes, identificar montos, tasas de interés, plazos y fechas de vencimiento. “Contar con esta información permite establecer un orden de pago claro y evitar decisiones improvisadas que incrementen la carga financiera”, explica.
Priorizar deudas según interés y riesgo
Hernández agrega que la priorización de deudas es una de las estrategias más efectivas para reducir obligaciones en el corto plazo. En este esquema, se recomienda destinar mayores recursos a las deudas con tasas de interés más altas, como tarjetas de crédito y préstamos de consumo, ya que generan mayores costos financieros si se mantienen en el tiempo.
En paralelo, aconseja mantener al día los pagos de servicios básicos y compromisos que podrían generar sanciones, cortes o reportes negativos en centrales de riesgo. Esta combinación permite reducir intereses y proteger el historial crediticio durante el primer trimestre.
Presupuesto ajustado y control del gasto
Otra estrategia clave es la elaboración de un presupuesto mensual realista, enfocado en el pago acelerado de deudas. Para ello, la economista sugiere identificar gastos prescindibles y redirigir esos recursos al cumplimiento de obligaciones financieras.
De acuerdo con datos de entidades financieras, reducir gastos variables como entretenimiento, comidas fuera del hogar o compras no planificadas puede liberar entre un 10 % y 20 % del ingreso mensual, monto que puede destinarse directamente a amortizar deudas durante los primeros meses del año.
El control del gasto diario, mediante registros manuales o aplicaciones financieras, facilita el seguimiento del presupuesto y permite realizar ajustes oportunos si se presentan imprevistos.
Métodos de pago acelerado
Entre los métodos más utilizados se encuentran el método avalancha, que prioriza las deudas con mayor interés, y el método bola de nieve, que enfoca el pago en las deudas más pequeñas para generar avances rápidos. Ambos esquemas buscan acelerar la reducción del número de obligaciones activas en el primer trimestre.
Asimismo, algunas instituciones financieras ofrecen opciones de renegociación o refinanciamiento a inicios de año. Estas alternativas pueden incluir ampliación de plazos o reducción temporal de tasas, siempre que se analicen cuidadosamente para evitar un mayor endeudamiento a largo plazo.
Uso responsable de ingresos extraordinarios
El primer trimestre también puede incluir ingresos adicionales, como décimos, bonificaciones o devoluciones tributarias. Especialistas recomiendan destinar estos recursos prioritariamente al pago de deudas, en lugar de incorporarlos al gasto corriente.
Aplicar ingresos extraordinarios a capital adeudado permite reducir plazos y disminuir el monto total de intereses pagados, fortaleciendo la estabilidad financiera en el resto del año.
Planificación y seguimiento trimestral
Finalmente, el seguimiento periódico resulta determinante para cumplir los objetivos de pago. Revisar el avance cada mes, actualizar el presupuesto y ajustar las estrategias según los resultados permite mantener el control financiero durante todo el primer trimestre.
De acuerdo con analistas económicos, quienes logran reducir sus deudas en los primeros tres meses del año aumentan su capacidad de ahorro y disminuyen el riesgo de sobreendeudamiento en los meses siguientes. La combinación de planificación, disciplina y priorización se consolida así como la base para una economía familiar más estable.