Raúl Duarte, director técnico de Liga de Portoviejo, contó cuáles fueron los factores determinantes para el ascenso

El domingo 30 de noviembre, el estadio Reales Tamarindos fue testigo del renacer de un ídolo manabita. Raúl Duarte, el experimentado director técnico, selló su sexto ascenso en el fútbol ecuatoriano al guiar a Liga de Portoviejo a la victoria 1-0 sobre Aampetra.

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Raúl Duarte, director técnico de Liga de Portoviejo, contó cuáles fueron los factores determinantes para el ascenso.
Raúl Duarte, director técnico de Liga de Portoviejo, contó cuáles fueron los factores determinantes para el ascenso.

El Diario

Redacción ED.

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sebastianpencas@gmail.com

Para Raúl Duarte, el pitazo final ante Aampetra no solo significó una victoria deportiva en el Campeonato Nacional de Ascenso, sino la culminación de un proceso cargado de responsabilidad emocional. “Como todo profesional de cualquier trabajo, al lograr un objetivo, obviamente uno se siente realizado, con el deber cumplido”, confesó el entrenador durante una entrevista en Manavisión Plus. Su gratitud se extiende a la dirigencia y a la afición que confió en su cuerpo técnico para devolver al equipo a la Serie B.

El estratega califica como “maravilloso” poder entregarle una alegría de esta magnitud a una ciudad y una provincia tan futbolera como Portoviejo y Manabí. Ver el escenario deportivo repleto y el posterior festejo en las calles llenó de gratitud al equipo, validando el esfuerzo de una temporada exigente donde la presión era una constante en cada encuentro.

Raúl Duarte habla de una “fábrica de reciclaje” emocional

El camino hacia el éxito no estuvo exento de obstáculos. El equipo arrastraba “un recuerdo muy triste” de temporadas anteriores, una carga psicológica que podría haber hundido a cualquier plantel. Sin embargo, Raúl Duarte implementó una metodología psicológica que él denomina metafóricamente como una “fábrica de reciclaje”.

“Todo lo negativo lo metimos en la fábrica y sacamos de algo negativo siempre lo positivo, eso fue lo que nos fortaleció”, explicó el técnico. Esta mentalidad permitió al grupo entender que la historia podía ser diferente si decidían pelearla. Recordar los momentos tristes no sirvió para lamentarse, sino para darles la fortaleza necesaria para sacrificarse día a día. El plantel profesional se dedicó “al mil por mil”, dejando la vida en el campo de juego para alcanzar el objetivo trazado.

La estrategia de Raúl Duarte: Buenas personas antes que buenos futbolistas

Más allá de la táctica y el pizarrón, la piedra angular del éxito de Raúl Duarte fue la gestión humana. Su principal estrategia para lograr el ascenso fue visualizar y construir el equipo como una familia. “A las personas que obran bien, les va bien”, aseguró con convicción.

Bajo esta premisa, el proceso de selección priorizó la contratación de “buenas personas”. Según Duarte, las cualidades futbolísticas se evaluaban después de la calidad humana. El tiempo le dio la razón: los resultados demostraron que un grupo unido y con valores es capaz de superar cualquier adversidad. El director técnico también destacó el apoyo fundamental de la ciudad, del Municipio de Portoviejo y la unidad general en torno al club, factores que cimentaron la confianza en lo que se podía lograr.

Mirando al 2026 con prudencia y hambre de gloria

Con el ascenso asegurado, la ambición no se detiene. Raúl Duarte fue claro al señalar que, aunque el objetivo principal se cumplió, el equipo ahora está enfocado en “traer la copa a Portoviejo”. Sin embargo, respecto a la planificación para el 2026 en la Serie B, el estratega prefiere la cautela. Aseguró que será la dirigencia la encargada de informar las proyecciones posteriormente y que, a partir de ahí, se trazará la ruta a seguir. “Hay que esperar todo a su debido tiempo“, indicó, mostrando la serenidad que lo caracteriza.

Conexión manabita: Del estrés a la gastronomía

En el plano personal, el técnico admitió que el día del partido decisivo hubo “mucho estrés”, una tensión que se liberó en una explosión de felicidad tras el triunfo. Esa alegría la compartió en la intimidad de su hogar, pero su conexión con la tierra que hoy lo aclama va más allá del fútbol. Raúl Duarte se declaró un enamorado de la cultura local, especialmente de su cocina.

El técnico confesó ser amante del encebollado, el tigrillo con seco de carne y los camarones apanados, platos emblemáticos de la gastronomía manabita. Esta integración cultural refuerza su vínculo con una hinchada que lo respalda incondicionalmente. Duarte espera que el estadio Reales Tamarindos mantenga esa vibrante energía y ese respaldo masivo cada vez que Liga juegue en casa, pues esa pasión es el motor que motiva al equipo a seguir construyendo su legado.

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