En diciembre, hogares y consumidores enfrentan la disyuntiva entre pagar en efectivo o recurrir al crédito para cubrir gastos de fin de año; la decisión, que involucra a compradores, comercios y entidades financieras en todo el país, se toma en un contexto de mayor consumo, ofertas comerciales y presión estacional, y resulta clave para evitar desequilibrios financieros en los primeros meses del año.
El aumento del consumo en Navidad y fin de año suele venir acompañado de promociones, facilidades de pago y campañas que incentivan el uso de tarjetas de crédito. De acuerdo con especialistas en educación financiera, el crédito puede ser una herramienta útil cuando se emplea de forma planificada, pero implica riesgos si se utiliza sin considerar tasas de interés, plazos y capacidad real de pago.
Crédito: ventajas y condiciones a evaluar
El crédito permite diferir pagos y mantener liquidez en el corto plazo. En fechas de alto gasto, esta opción facilita la compra de bienes duraderos o el aprovechamiento de descuentos por temporada. Sin embargo, su conveniencia depende de condiciones específicas, como la tasa de interés, el número de cuotas y la estabilidad de los ingresos del hogar.
Las tarjetas de crédito suelen ofrecer meses sin intereses en comercios afiliados. Esta modalidad puede resultar favorable si el consumidor cumple con los pagos en los plazos establecidos. En caso contrario, los intereses y recargos pueden elevar el costo final de la compra de manera significativa. Además, los pagos diferidos reducen la capacidad de endeudamiento futuro y comprometen ingresos de los meses siguientes.
Otro factor relevante es el nivel de endeudamiento previo. Los expertos recomiendan no destinar más del 30 % de los ingresos mensuales al pago de deudas. Superar ese umbral incrementa el riesgo de morosidad, especialmente en enero y febrero, cuando se acumulan gastos recurrentes como educación, servicios básicos y transporte.
Efectivo: control del gasto y previsibilidad
El pago en efectivo o con débito ofrece mayor control del presupuesto. Al usar recursos disponibles, el consumidor evita intereses y mantiene claridad sobre su situación financiera real. Esta alternativa resulta aconsejable para gastos corrientes, compras de bajo monto y celebraciones que no requieren financiamiento a largo plazo.
No obstante, pagar al contado también implica planificación previa. Reservar un presupuesto específico para regalos, alimentos y reuniones familiares permite evitar gastos impulsivos. El uso de efectivo reduce la exposición a promociones que pueden inducir a compras no necesarias.
En contextos de ingresos variables o informales, el efectivo suele ser la opción más segura. Al no generar obligaciones futuras, protege la estabilidad financiera del hogar y facilita iniciar el nuevo año sin cargas adicionales.
Cuándo conviene endeudarse y cuándo no
El endeudamiento puede ser razonable cuando se destina a bienes duraderos, se cuenta con ingresos estables y se accede a condiciones claras y sin intereses ocultos. En cambio, financiar gastos de consumo inmediato, como celebraciones o regalos de corta duración, incrementa el riesgo de sobreendeudamiento.
Las entidades financieras recomiendan revisar estados de cuenta, comparar ofertas y leer los términos antes de aceptar promociones. Asimismo, sugieren evitar el uso simultáneo de varias líneas de crédito, ya que complica el control de pagos y eleva el costo financiero total.
Planificación para el inicio del año
La decisión entre crédito y efectivo en diciembre tiene efectos directos en la economía familiar de los meses siguientes. Una planificación adecuada permite equilibrar el disfrute de las fiestas con la sostenibilidad financiera. Elaborar un presupuesto, priorizar gastos y evaluar la capacidad de pago son prácticas clave para cerrar el año con orden y reducir la presión económica posterior.