La justicia francesa condenó a prisión perpetua al anestesista Frédéric Péchier, de 53 años, tras declararlo culpable de envenenar a 30 pacientes entre 2008 y 2017 en Besançon, con el objetivo de desacreditar a otros médicos.
La condena fue dictada tras un juicio de tres meses y medio en el que el tribunal consideró probado que Péchier contaminó de forma deliberada bolsas de perfusión utilizadas en intervenciones quirúrgicas. Según la sentencia, el médico introdujo potasio, anestésicos locales, adrenalina y heparina, sustancias capaces de provocar paros cardíacos o hemorragias graves.
Anestesista “alimentaba su sed de poder”
De acuerdo con la acusación, las manipulaciones se realizaron mientras otros profesionales estaban a cargo de las cirugías, con la intención de que los episodios críticos recayeran sobre ellos. El ministerio público sostuvo que el acusado buscaba “afectar psicológicamente” a colegas con los que mantenía conflictos laborales y “alimentar su sed de poder”.
Como resultado de estos hechos, 12 pacientes perdieron la vida. Entre las víctimas se encuentran personas de edades extremas: la más joven tenía cuatro años y falleció durante una cirugía rutinaria de amígdalas, mientras que la mayor tenía 89 años.
Un caso que sacudió a la medicina francesa
Durante las audiencias, las fiscales calificaron al anestesista como “uno de los mayores criminales de la historia”, al considerar que utilizó la medicina para matar. En su alegato final, la fiscal Christine de Curraize afirmó que el acusado no era digno del título de doctor y lo describió como “el doctor de la muerte”.
La sentencia coincidió con el pedido de la fiscalía, que había solicitado la pena máxima. Además de la prisión perpetua, el tribunal impuso un período de 22 años sin posibilidad de solicitar libertad condicional, una de las restricciones más severas contempladas por la legislación francesa.
El fallo fue recibido con fuerte impacto en el ámbito sanitario, ya que el caso expuso fallas en los controles internos hospitalarios y reabrió el debate sobre los mecanismos de supervisión del personal médico.
Las últimas palabras y la apelación anunciada
Desde el inicio de la investigación en 2017, Péchier permaneció en libertad y llegó al juicio sin prisión preventiva. Sin embargo, tras conocerse la condena, lo trasladaron directamente a prisión.
Durante todo el proceso, el exanestesista clamó su inocencia. En su última declaración ante el tribunal reiteró: “No soy un envenenador”. Su defensa anunció que apelará el fallo, al considerar que se construyó un culpable sin pruebas suficientes.
El abogado Randall Schwerdorffer afirmó que la comunidad médica se unió en contra de su cliente y adelantó que sumará a otro letrado para la etapa de apelación. Durante el proceso judicial, otros dos abogados renunciaron a la defensa por desacuerdos sobre la estrategia del juicio.
Contexto reciente en la justicia francesa
El caso de Péchier se conoció pocos meses después de la condena a 20 años de prisión contra el excirujano Joël Le Scouarnec, quien admitió haber agredido sexualmente a cerca de 300 pacientes, en su mayoría menores, entre 1989 y 2014. Ambos procesos reforzaron el debate público sobre la seguridad de los pacientes y la responsabilidad penal de los profesionales de la salud en Francia.