La tos es uno de los síntomas más molestos cuando llegan los virus respiratorios. No tanto por su gravedad, sino porque suele aparecer con más fuerza por la noche e interrumpe el descanso.

Ahora que la incidencia de gripe es alta, no es extraño que muchas personas busquen algún remedio que les ayude a pasar mejor la noche.

En ese contexto, hay un ingrediente casero al que tradicionalmente se le ha atribuido un efecto calmante sobre la tos: la miel. Más allá de la costumbre o del “remedio de abuela”, su uso como alivio para la tos nocturna se ha estudiado en distintos contextos médicos, con resultados que apuntan a que puede ayudar en determinados casos, aunque no siempre ni en cualquier situación.

¿Cuándo la miel puede ayudar a aliviar la tos?

La miel puede resultar útil sobre todo cuando la tos está asociada a infecciones víricas leves de las vías respiratorias altas, como resfriados o gripe, y no hay otros síntomas de alarma. En estos casos, su textura viscosa recubre la garganta y puede reducir la irritación que desencadena el reflejo de la tos, especialmente antes de dormir.

Además, algunos estudios han observado que tomar una pequeña cantidad de miel antes de acostarse puede disminuir la frecuencia e intensidad de la tos nocturna y mejorar la calidad del sueño, tanto en niños mayores como en adultos. El efecto no es inmediato ni espectacular, pero sí suficiente en algunos casos para pasar una noche más tranquila sin recurrir a jarabes u otros productos cuando no son necesarios.

¿Cuándo no conviene usarla?

La miel no es un tratamiento para la tos en general ni sirve para todos los casos. No está indicada cuando la tos es persistente, se acompaña de fiebre alta mantenida, dificultad respiratoria o dolor en el pecho. En esas situaciones conviene consultar con un profesional sanitario.

Tampoco debe administrarse a bebés menores de 12 meses, por el riesgo de botulismo infantil, ni abusarse de ella en personas con diabetes u otros problemas metabólicos. Esto, porque sigue siendo un alimento rico en azúcares. En estos casos, incluso cantidades pequeñas deben valorarse con prudencia.

Así puedes usar la miel para aliviar la tos

La miel es un remedio natural efectivo para aliviar la tos, especialmente la asociada a resfriados o infecciones respiratorias superiores. Estudios científicos, como revisiones sistemáticas publicadas en revistas como BMJ Evidence-Based Medicine y Cochrane, muestran que reduce la frecuencia y severidad de la tos mejor que placebos o algunos jarabes comunes, gracias a sus propiedades antimicrobianas, antiinflamatorias y su capacidad para recubrir la garganta.

Estas son algunas formas recomendadas de usarla:

• Directa: Toma 1-2 cucharaditas (5-10 ml) pura, especialmente antes de dormir para calmar la tos nocturna.
• Con limón: Mezcla 1 cucharada de miel en agua tibia o té con jugo de medio limón. Bébelo 2-3 veces al día (el limón añade vitamina C).
• Leche caliente con miel: Un vaso de leche tibia con 1 cucharada de miel, ideal para tos seca y para mejorar el sueño.
• Infusiones: Añade miel a té de tomillo, jengibre o manzanilla para potenciar el efecto calmante.