La Pastoral por la Vida de la Arquidiócesis de Guayaquil difundió un comunicado decisivo en contra del reciente Protocolo de acompañamiento de niñas, niños y adolescentes para el reconocimiento de la identidad de género en la comunidad educativa. Este documento, impulsado por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de Ecuador, ha generado una profunda controversia en diversos sectores de la sociedad ecuatoriana.
La Pastoral, de hecho, rechaza firmemente la nueva normativa, marcando una clara oposición de la Iglesia a su implementación inmediata.
Disposiciones del Protocolo de identidad de género y reacciones
El Protocolo de identidad de género está vigente desde el pasado 27 de octubre, tras su publicación oficial en el Registro Oficial del país. Este reglamento educativo surge directamente a raíz de una sentencia relevante de la Corte Constitucional, emitida el 24 de noviembre de 2024. Dicha sentencia se relaciona con una acción extraordinaria de protección vinculada al caso específico de una menor. Una niña de 5 años en una escuela de Santa Elena fue discriminada por poseer una identidad de género distinta a su sexo biológico.
El Protocolo de identidad de género plantea diversas disposiciones que deben implementar obligatoriamente los centros educativos a nivel nacional. Por ejemplo, los establecimientos escolares tienen que establecer medidas precisas que “garanticen y respeten el uso del ‘nombre social’ de los niños, niñas y adolescentes” en todos los espacios. Además, el documento educativo promueve activamente que los baños escolares se conviertan en un “espacio seguro y respetuoso ‘para todos’”. El protocolo también busca “promover el uso del uniforme escolar de manera homogénea para todos los estudiantes”, buscando la no distinción.
Sin embargo, la Pastoral por la Vida indicó de manera contundente en su comunicado que la normativa “atenta contra la familia, núcleo fundamental de la sociedad”. En consecuencia, sostiene que este Protocolo de identidad de género “trastoca los derechos de los padres de familia a ofrecer a sus hijos una educación libre de ideologías y adoctrinamiento”. Califica, por lo tanto, a la Corte Constitucional como una entidad “activista” que afecta valores esenciales.
Acusaciones de ideología y adoctrinamiento
La Pastoral de la Arquidiócesis de Guayaquil denunció firmemente que la Corte “somete a entidades públicas a que tergiversen y desvirtúen los valores familiares amparados en la Constitución del Ecuador”. Argumenta, por consiguiente, que el Protocolo de identidad de género genera “terribles amenazas” claras en el importante ámbito educativo. La normativa, sostiene la Pastoral, “tergiversa la terminología que protege la identidad de los menores de edad y su correcto desarrollo psicológico y emocional”.
Asimismo, el comunicado señala que la aplicación del Protocolo de identidad de género “censura la voz de los padres de familia sobre la aceptación o rechazo a este protocolo”. El documento también “impone sanciones para los alumnos que no utilicen el lenguaje tergiversado”, afectando la libertad de expresión estudiantil. Finalmente, advierte que el protocolo “pone trampas en las campañas de sensibilización a los alumnos y se presta para el adoctrinamiento”.
Exigencias de la Pastoral al Gobierno
Por todo esto, la Pastoral exigió enfáticamente al Ministerio de Educación la inmediata anulación del Protocolo de identidad de género. La organización católica exige, por lo tanto, que la entidad redacte un protocolo nuevo que considere e incluya las opiniones reales de los padres de familia. También, la Pastoral por la Vida pide al presidente Daniel Noboa que demuestre coherencia y haga respetar firmemente el compromiso con la vida que firmó públicamente en su campaña electoral.
El Ministerio de Educación, por su parte, ha defendido consistentemente la elaboración del Protocolo de identidad de género. Argumenta el acatamiento estricto de la sentencia de la Corte Constitucional. Además, asegura que el reglamento se desarrolló con un “enfoque técnico, pedagógico y humanista”, sin promover “ideologías de género ni agendas doctrinarias”.