La asignación de mesadas con enfoque educativo se ha consolidado como una estrategia para enseñar a niños y adolescentes el valor del dinero, la importancia del ahorro y la planificación de gastos. Especialistas en educación financiera afirman que esta práctica, correctamente aplicada, puede formar adultos más responsables y con mejores habilidades de gestión económica.
Según especialistas en finanzas, el 54% de los padres en la región entrega algún tipo de mesada a sus hijos, pero solo un 28% lo hace con un plan formativo que incluya objetivos claros y seguimiento. Esta diferencia determina el impacto que la asignación tendrá en el desarrollo de hábitos financieros.
Mesadas con propósito
El concepto de mesada educativa implica que la entrega periódica de dinero no se limite a cubrir gastos, sino que esté acompañada de pautas, reglas y objetivos. La economista Ángeles Hernández señala que los padres establezcan junto a los menores metas concretas, como ahorrar para un libro, un juguete o un proyecto escolar.
«Esta práctica permite que los niños aprendan a priorizar, a diferenciar entre necesidades y deseos, y a tomar decisiones considerando los recursos disponibles», menciona. La supervisión de los padres y el diálogo constante son elementos clave para que la experiencia sea formativa, agrega.
Cantidad y periodicidad recomendadas
La cantidad de la mesadas depende de la edad del menor, el presupuesto familiar y los objetivos definidos. Expertos en educación financiera recomiendan iniciar con montos pequeños para niños de 6 a 9 años, y aumentarlos gradualmente en la adolescencia, siempre considerando que deben cubrir solo ciertos gastos personales.
En cuanto a la periodicidad, los especialistas sugieren entregas semanales para niños pequeños, de modo que puedan visualizar rápidamente las consecuencias de sus decisiones. En cambio, para adolescentes, una asignación mensual fomenta la planificación y el control a largo plazo.
Hábitos que se pueden reforzar
La implementación de mesadas educativas no solo promueve el ahorro infantil, sino que también incentiva la solidaridad. Algunas familias destinan un pequeño porcentaje de la asignación para donaciones o proyectos comunitarios, inculcando el valor de la colaboración y la empatía.
Asimismo, incluir conceptos básicos de presupuesto personal ayuda a los jóvenes a registrar ingresos, gastos y ahorros, preparándolos para manejar con mayor solvencia sus finanzas en la vida adulta.
Contexto regional
En América Latina, donde la educación financiera aún presenta vacíos en los sistemas escolares, la participación activa de las familias resulta esencial. De acuerdo con especialistas, solo un 15% de los programas educativos formales incorpora contenidos financieros prácticos en la primaria y secundaria.
Esto ha impulsado a organizaciones y ONG a promover talleres y recursos para que los padres integren la educación económica en el hogar. Plataformas digitales y aplicaciones móviles facilitan la tarea al ofrecer juegos, simuladores y herramientas adaptadas a distintas edades.
Recomendaciones para padres
Los especialistas aconsejan seguir tres pasos básicos para que la mesada sea efectiva:
- Definir objetivos claros junto al menor.
- Establecer reglas de uso y seguimiento del dinero.
- Evaluar periódicamente los resultados y ajustar montos o frecuencia.
El seguimiento debe ser constante, evitando que la mesada se convierta en un ingreso automático sin reflexión. La retroalimentación positiva y el reconocimiento de logros fortalecen la motivación.
Proyección y beneficios a futuro
Los especialistas señalan que los jóvenes que recibieron mesadas educativas durante más de cinco años muestran un 40% más de capacidad para administrar ingresos en la adultez, en comparación con quienes no tuvieron esa experiencia.
Esta práctica, sencilla y adaptable a distintos contextos, puede convertirse en una herramienta de gran impacto para mejorar la educación financiera y la autonomía económica de las futuras generaciones.