El décimo sueldo se paga una vez al año a los trabajadores en Ecuador y representa un ingreso adicional relevante para los hogares. La decisión sobre ahorrar o consumir este monto depende de la situación económica familiar, el nivel de endeudamiento, las necesidades inmediatas y la capacidad de planificación financiera, factores que inciden directamente en la estabilidad del presupuesto.
El décimo sueldo, equivalente a la doceava parte de las remuneraciones percibidas durante el año, suele recibirse en diciembre y coincide con un período de mayores gastos. En este contexto, especialistas en economía familiar recomiendan evaluar con criterio el destino de estos recursos, priorizando necesidades y obligaciones financieras antes de destinarlos al consumo.
Evaluar la situación financiera del hogar
El primer paso para decidir qué hacer con el décimo sueldo es analizar el estado actual de las finanzas familiares. Esto implica identificar ingresos fijos, gastos mensuales, deudas vigentes y compromisos próximos. En hogares con endeudamiento elevado, el uso del décimo para amortizar obligaciones puede reducir intereses y aliviar el presupuesto de los meses siguientes.
Cuando existen atrasos en pagos de servicios básicos, arriendos o cuotas crediticias, destinar el décimo a regularizar estas obligaciones contribuye a evitar recargos y sanciones. Esta decisión permite iniciar el nuevo año con menor presión financiera y mayor margen de maniobra para gastos esenciales.
Ahorro como herramienta de estabilidad
En los hogares que mantienen sus pagos al día, el ahorro del décimo sueldo aparece como una alternativa para fortalecer la seguridad económica. Destinar una parte o la totalidad del ingreso a un fondo de emergencia permite enfrentar imprevistos como enfermedades, desempleo o gastos no planificados sin recurrir a créditos.
El ahorro también puede orientarse a objetivos de corto y mediano plazo, como gastos escolares, mantenimiento del hogar o compras necesarias planificadas. La clave está en asignar el monto con anticipación y evitar que el dinero se diluya en gastos no contemplados.
Consumo planificado y necesidades reales
El consumo del décimo sueldo no es una decisión negativa si responde a necesidades reales del hogar. La compra de alimentos, ropa, útiles escolares o bienes duraderos puede ser adecuada cuando forma parte de un presupuesto definido y no implica endeudamiento adicional.
En temporadas de alto consumo, como las festividades de fin de año, los especialistas recomiendan evitar compras impulsivas. Comparar precios, priorizar artículos esenciales y establecer un límite de gasto son prácticas que ayudan a aprovechar mejor este ingreso adicional sin comprometer las finanzas futuras.
Distribuir el décimo para un uso equilibrado
Una estrategia frecuente es dividir el décimo sueldo entre varias prioridades: una parte para deudas, otra para ahorro y un porcentaje menor para consumo. Esta distribución permite atender necesidades inmediatas y, al mismo tiempo, fortalecer la estabilidad financiera del hogar.
La proporción dependerá de cada realidad económica. Hogares con ingresos ajustados pueden priorizar obligaciones y ahorro, mientras que aquellos con mayor holgura financiera pueden destinar un porcentaje mayor al consumo responsable.
Planificación para el inicio del año
El uso del décimo sueldo también debe considerar los gastos que llegan en los primeros meses del año, conocidos como la “cuesta de enero”. Matrículas, útiles escolares, impuestos y servicios suelen coincidir en este período, por lo que reservar recursos del décimo puede evitar recurrir a créditos de corto plazo.
La planificación anticipada del décimo sueldo permite que este ingreso cumpla un rol estratégico dentro de la economía familiar. Analizar la situación del hogar, definir prioridades y tomar decisiones informadas son pasos clave para que el décimo contribuya a una mayor estabilidad financiera y no se convierta en un gasto efímero.