La deshidratación no siempre da señales claras, pero puede afectar gravemente la salud física y mental. Según la doctora Ana Tapias Martínez, del Hospital Gregorio Marañón de España, nuestro cuerpo pierde agua constantemente a través del sudor, la respiración y la orina, y muchas veces no lo reponemos de manera adecuada. “Si no bebemos de forma regular, podemos deshidratarnos sin notarlo”, advierte la especialista.
Cómo identificar la deshidratación
Los primeros síntomas suelen ser sed intensa, boca seca y dolor de cabeza. Con el tiempo, pueden aparecer mareos, fatiga, visión borrosa, calambres musculares y orina oscura o escasa. En situaciones más graves, la falta de líquidos puede provocar confusión e incluso desmayo. Niños, adultos mayores, personas con enfermedades crónicas y deportistas son los grupos más vulnerables, por lo que deben mantener hábitos de hidratación constantes.
Más que agua: cómo mantenerse hidratado
No solo el agua ayuda a mantener el cuerpo en equilibrio. Frutas, verduras y otras bebidas también aportan líquidos esenciales. Sin embargo, se debe tener precaución con el consumo de alcohol y cafeína, presentes en bebidas como cerveza, vino o café, que pueden aumentar la producción de orina y favorecer la deshidratación si no se compensan con suficiente agua.
La doctora Tapias recomienda beber de manera constante, incluso si no se siente sed. Esto es especialmente importante en personas mayores y niños, quienes pueden no percibir la necesidad de hidratarse. Además, cambios bruscos de temperatura, como pasar de un ambiente cálido al aire acondicionado fuerte, pueden alterar la percepción de sed y enmascarar los primeros signos de deshidratación.
Bienestar integral
Mantenerse hidratado no solo protege la salud física, sino también la cognitiva y emocional. La deshidratación puede afectar la concentración, el estado de ánimo y la memoria. Adoptar hábitos sencillos, como tomar agua de forma constante y consumir alimentos ricos en líquidos, es clave para prevenir problemas.
La especialista enfatiza que la hidratación debe integrarse como una práctica cotidiana, no solo en días calurosos o durante actividad física intensa. Establecer horarios para beber agua, llevar botellas reutilizables y consumir sopas o jugos naturales puede marcar una gran diferencia en la prevención de malestares. “La hidratación adecuada es una inversión en nuestra salud a largo plazo, y nos permite enfrentar mejor los desafíos del día a día”, concluye la doctora Tapias.